28 de abril de 2013

Efemérides

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El otro día leí por ahí la declaración de una actríz que decía: Prefiero ser cinéfila que drogadicta.
Y me puse el saco que me quepó enseguida.
No porque sea una adicta al cine y viva entre Truffaut, Godard y la Nouvelle Vague sino porque mi vida tiene como eje temático y estructural una película que parece nunca suceder.

Para mí, todos los encuentros casuales son puntapié de una historia de amor; todos los comentarios fuera de lugar o las acciones espontáneas y descontracturadas no son una ridiculez olvidable sino un acto que se resignificará al final de la historia, en el broche de oro, en el beso en la calle.
Yo no concibo la triste idea de conocer a alguien por facebook,en un boliche o en la facultad. Yo al amor lo espero una tarde de lluvia buscando un taxi, un domingo a la mañana comprando frutas en el mercado rodante de Macri o la noche en que mis amigas me dejan plantadas en la puerta del cine y decido entrar igual.
Tampoco concibo la idea de cortar con alguien porque el amor se fue, porque se prefiere otra cosa o porque nososvossoyyo. No, me niego. Aunque me haya pasado y sufra la chata realidad de la existencia, yo se que nací para vivir una gran historia de amor.

Hoy con Pedro cumpliríamos cinco años; una fecha que a partir de este año pasará a ser igual a cualquier otra, allá en el cementerio de los calendarios. Como si un día como hoy no hubiésemos elaborado el bellísimo ritual de comer juntos un volcán de dulce de leche en el restaurant topísimo de Libertador mientras nos contábamos qué nuevas razones para enamorarnos habíamos encontrado en el otro ese último año.

En una fecha así, un drogadicto con mis problemitas estaría hundiendo la cabeza en una bolsa blanca, en cambio yo, y a mi modo, no paro de pensar los posibles giros cinematográficos del destino que me ayuden a escapar.

Esc 1 - Departamento Minita - Noche

Minita está sentada en la mesa del living de su departamento en planta baja, junto a la ventana. Escribe en la computadora algo para el blog. Luego mira la mesita donde tiene apoyadas las velas violetas que su hermana budista le regaló en su cumpleaños.

VOZ EN OFF HERMANA MINITA

 - Como no puedo regalarte eso que vos deseas, te regalo estas velas que, cuando las prendés, escuchan los deseos de sus dueños y le regalan al universo la posibilidad de iniciarlos. Como puntapié para que el efecto mariposa comience. 

Minita deja su computadora, enciende las velas, respira profundo y se va a bañar.
Al volver ve en su ventana un paquetito que dice: "Abrilo antes de que explote".
Un volcán de dulce de leche. Minita llora y detrás aparece él:

PEDRO

- Porque no puedo hacer esto sin vos.
Esto de vivir, digo.

Pero ser cinéfila (y aunque no lo parezca) no es ser idiota. Y se que esto no va a ocurrir aunque mi vela la prendiera la Estatua de la Libertad. Pero no sólo es mi vida y con ella hago lo que quiero, sino que también es mi blog. Y al que no le gusta bien puede cerrar la página, apagar la tele o salir del cine.

10 de abril de 2013

Declaración de finales

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No me voy a poner a putear contra este tipo de hombres, ni contra mí por ser una boluda que no se dió cuenta o no barajó, siquiera, la posibilidad de que existiera una novia legal causante lógicas de tantas desapariciones por parte del Francesito caño. La verdad que no, sólo voy a decir que estas cosas que hace algunos años me parecían todo un desafío a encarar, una novela donde yo, la cuasi protagonista, podía hacer girar la historia a mi favor descubriendo maldades sobre la novia oficial o un sinfín de posibilidades enroscadas que no llegan a nada, ahora me parecen una tremenda estupidez cargada de inmadurez, soberbia y cobardía.

Si mi retorno a las pistas arranca así, mejor me agarro fuerte.

Ripón: Existía esa posibilidad de que el estuviera de novio. Pero como no preguntaste...
Yo: No! No Ripon! no existía la posibilidad, si te invitan a salir hay ciertas cosas que das por descontado: 1. es heterosexual, y 2. está soltero. Eso es lo lógico.
Ripón: Entonces?
Yo: Entonces, nada! me quejo y lloro en tu diván. Esto es malísimo, yo creí que me había salvado, que zafaba de hacer el duelo! que Pedro iba a quedar totalmente opacado por este bombón ¿y qué paso al final? retrocedí 20 casilleros.
Ripón: Y si en vez de retroceder o avanzar, ¿dejás de tomar tu duelo como un juego y lo encarás de una vez por todas?

Tres cuartos kilo de helado y una OhLalá Junio 2009 después, escribo hundida en mi cama, mi declaración de finales:
Fin del Francesito Caño, Fin de Pedro, de Juan y de Pablo, fin de todo lo que tenga XY.

4 de abril de 2013

Che... contate algo

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Como un grupo de vegetes jubilados -o de esas impostergables y antiguas reuniones de tupperware- todos los jueves a la noche, (bajas van, bajas vienen) 6 amigas que componemos el grupo de "las de teatro" nos juntamos a comer desde hace 10 años.
Las de teatro no hacemos teatro desde hace 15, por lo menos, pero seguimos siendo amigas que es lo importante. El grupo original estaba compuesto por el doble de mujeres, pero así son las cosas en la vida y una gran filtración hizo que las 6 formáramos un subgrupo y acá estamos.

Este jueves tocó en mi casa (o en mi muestra gratis de casa). Los 20m2 nos albergaron cálidamente; y a medida que fueron llegando, el bullicio convirtió mi departamento en una especie de bar- boliche palermitano   pero con más onda.

Nos sentamos alrededor de mi mesita ratona y yo tomé la palabra (desde que me separé yo siempre tengo la palabra) y arranqué contando la historia del Francesito caño  desde el principio al fin y con el último mail incluido.

No me había animado a contarles antes porque todas lo conocen. Y hay que ser delicada con el pase indiscriminado de información. Ellas no son amigas directas, sino que son amigas de Agustín, amigo del Francesito Caño, o sea, que lo conocen por la misma razón que yo.

La cuestión es que, empanadas mediante, y al terminar mi relato cada una hizo la devolución pertinente:

Ale me felicitó por el último mail: "Los tipos son unos pelotudos y alguien se los tiene que decir. Te felicito".
Sol, claramente, estaba indignada: "Pareces un camionero, Minita, ¡¿qué necesidad?!. Con no hablarle nunca más alcanzaba. Innecesario, quedaste como una loca".
Mery estaba mas cerca de Ale con alguna excepción: "El pibe está buenísimo, lo sabe y hace y deshace a su antojo. Está bien que le pongas los puntos, pero con eso te cavaste la tumba. Yo me hubiera aguantado solamente por si se daba para estar alguna vez más.".
Ceci siempre opta por aconsejar que hagas lo que sentís, asique no me sorprendió su acotación: "¿Querías decirle eso, Minita? Entonces genial! Ya está! No te arrepientas! Lo importante es que no te haya quedado nada por decir... así lo soltás".
Y Vicky, bueno... yo pensé que Vicky se iba a sumar a Ale y Mery, pero a ella le salió algo más de índole... informativa, digamos:
"Pero Minita, el Francesito caño está de novio con una amiga de Agustín hace mil años, ¿no sabías?"

Claramente, no. No sabía.

25 de febrero de 2013

A llorar a la Torre Eiffel

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Y el lunes cuando llegué al trabajo y pude disfrutar de Internet (esto de estar recién mudada me tiene a medias) el Google Traductor dijo que la frase desparramada en mi pizarrón por el francesito caño quería decir:

ESTO TAMBIÉN PASARÁ.

Igualmente yo no necesitaba ningún traductor.  Mi patético deseo de que volviese con croissants y café a la cama se disipó a la hora de esperarlo. Era obvio que había huido como rata, era obvio que mi sueño de princesas y franceses azulados que vienen al rescate de un mal de amores, se iba a evaporar en un cachetazo de realidad. Es que detesto que lo mundano no se acerque ni un poquito a mi ilusión. Y más aún detesto que mi ilusión sea por momentos alimentada y crezca a pasos agigantados cuando la muy boba ya sabe de antemano que se viene el paredón.
Mi yo interior luchó contra sí mismo durante un par de minutos:

-         "No tenés porque enojarte, vos sos copada y la vida es así. No fue a propósito el tipo tiene costumbres europeas. Si le ladrás va a salir corriendo".
-         "Si te dejás tratar de esta manera, ya sabe que estás para el boludeo y no podes pretender nada más. Y aunque ya evidentemente no dé para más, vas a quedar en una libretita del montón sin hacer valer el  tiempo y el cuerpo que has otorgados a su merced".

Entonces le escribí un mail:

Querido Francesito caño:
¿Por qué en lugar de irte de mi casa sin avisar, no te vas quince días a la puta que te parió?

(Si, me fui al carajo).

14 de febrero de 2013

Happy Endings

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Todos tenemos una pena. Todos.  Eso también lo descubrí a partir de que mi triste historia de amor pasó a ser el único tema de conversación con mis amigas. Yo creía que no había nada como mi sufrimiento. Que era único y, por la intensidad con que se presentaba, también eterno. Pero cuando las buenas amigas nos sentamos a hablar (a hablar en serio) de alguna forma mágica y reveladora, sanamos; y empujamos ese horizonte oscuro unos metros más allá.

-Yo: Siento que me falta la mitad. No solo una parte: la mitad. Como si me hubieran sacado todo el lado izquierdo, por ejemplo, y yo tuviera que seguir viviendo igual. No se puede, es  imposible. ¿Pero te queda otra? No. Entonces te tenés que despertar igual con medio cuerpo y vivir. Y medio cuerpo implica todo: medio pulmón, medio estómago, medio en serio.

- Camila: Te entiendo perfecto. ¿Te acordas ese año que me fui a Italia? Bueno, fue a los dos o tres meses de cortar con Marcos. Mis viejos se iban a ver a mis primas y como yo no salía de la cama se les ocurrió comprarme de sorpresa el pasaje y no me quedó otra que ir con ellos. Minita… yo quería que el avión se cayera. No es una forma de decir, eh?… yo estaba hundida en el asiento y rogaba que algo lo hiciera estallar en mil pedazos. ¡No sé! que en pleno vuelo se le rompiera una turbina o que chocara con otro de frente. Cualquier cosa de esas que le pasan a los aviones.  Yo sabía que esa sería la única forma de apagar mi cabeza y dejar de sufrir.

- Yo: Si, te creo. Si me lo contabas en ese momento hubiera pensado que exagerabas. O que eras una depresiva compleja. Pero hoy te creo. Es imposible acomodarse a una situación como ésta, sin desear, más de una vez, desconectarse de la Matrix.

- Camila: En esa época encontré una revista, también, creo que era la Noticias o algo así, donde había salido una nota en tapa sobre el desamor y el sufrimiento y  las cuestiones científicas que existían para explicar el mal de amores. ¿Y sabés que decía algo así como lo que decís vos? Que el sufrimiento y la pena son el resultado de los procesos de reacomodamiento que hace el cerebro a una nueva situación. Como que la cabeza necesita tiempo para entender porqué dejaste de hacer lo que hacías, de estar con quien estabas y de vivir como vivías.

- Yo: Claro… si, tiene lógica. ¿Y no decía cuánto tarda el cerebro en entender todo?

- Camila: No, no decía. Pero vení, rápido, poné la mano acá. ¿Sentís como patea?


4 de febrero de 2013

Cual Emily Rose

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¿Y tampoco podemos criticar hombres?
No es que quiera hacerlo puntualmente… ¿pero se acuerdan del Francesito caño? (Comenté mientras seguíamos asandonos al sol).

Bueno, 20 días más tarde de aquel mail de defunción que le mandé… le escribí otro diciéndole que un amigo mío iba a estrenar una obra de teatro de Jean Racine, que es un autor francés muy conocido, que si le interesaba, lo invitaba.
Nunca había hecho una cosa así. Invitar a un pibe cuando desaparece después de una salida y un mail… pero que se yo! Supongo que peor no podía estar. Si no contestaba, mi estado de ánimo seguiría siendo el mismo y si contestaba quizás hasta me sacaba una sonrisa y me obligaba a vestirme un poco.
Un par de días más tarde (tiene Blackberry o sea que el mail le llega al instante, pero él te contesta un par de días más tarde) contestó diciendo que le encantaba la idea. Que me pasaba a buscar y que iríamos a ver la obra.

(Corazón delator: me pasé la tarde cantando Días de enero de Shakira).

Segunda cita: Tenía pensado no hacer ningún comentario sobre su ausencia. Ya está, el pibe estaba ahí, era una segunda salida, lo que le había pasado no importaba y eran todas especulaciones. Me tenía que concentrar en hacer las cosas bien y al mismo tiempo parecer tranquila.

Tocó el timbre y bajé (no puede ser más lindo). Fuimos al teatro, charlamos, me la pasé a un metro del piso y la banda sonora de Amelie que sonaba en mi cabeza completó la escena.  Me acompañó a casa y esta vez lo hice subir.
Exorcizada. Fin de la Era Pedro. Mi cuerpo perdió su inmaculada propiedad. Di el paso: hombre nuevo, cuerpo nuevo. Y yo intacta. Había vuelto a las pistas y me sentaba fantástico.
Aunque tuvo la galantería de hacer toda la pantomima para dormir cucharita yo me negué cordialmente (ese ya es un paso más difícil de exorcizar). Estaba orgullosa de mí, de haber dado tremendo salto al abismo sin analizarlo y haber salido ilesa. Eso es terapia. ¡Qué bien que hago en ir a terapia!
Además, y como plus, dormí como un bebé que duerme bien. Muchas horas seguidas, en un sueño profundo libre de pesadillas y llantos.

Me levanté al mediodía y cual sit com principiante, el Francesito caño ya no estaba en mi cama. Repasé con la mirada mis 24m2 de monoambiente y no lo encontré. La puerta del baño abierta me confirmó que tampoco estaba ahí. Entonces, medio dormida todavía, me levanté y me fui a la cocina. Nada. Ni una taza que registrara su paso por ahí.
Cuando volví, noté que mi pequeño pizarrón de tiza tenía escrita una frase con letra ajena:

CELA AUSI PASSERA

(Ojalá quiera decir: "Fui a comprar facturas").

15 de enero de 2013

La Isla Semanario

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- Agustina: Tuve la mejor idea del mundo, ¿o no?
- Yo: Si, totalmente Agus! Te pasaste. Este lugar es increíble. Hay que hacer estas cosas más seguido, boluda. ¿Por qué no hacíamos estas cosas?
- Agustina: Porque vivíamos con dos dromedarios. Y porque éramos dos boludas.
- Yo: Si, tal cual! Prométeme que cuando me vuelva a poner así de naba me vas a avisar, ¿sí? y me vas a recordar que hay vida a los costados… por favor. Me encanta esto, Agus! Tanto verde, tanto río, tanta paz…
- Agustina: Cuando la neurona péndulo hace contacto, Minita, se me ocurren cosas increíbles.

Y tenía razón. Hace poco más de una semana Agustina nos había mandado  un mail a ocho integrantes del grupo solterascasitreina y a mí para proponernos un fin de semana a puro sol. Su idea era alquilar una casita en Delta para echarnos como morsas a recibir el calor del astro mayor y comer. Alcanza y sobra, pensé, y enseguida contesté que sí.
Como nadie se negó, el sábado siguiente partimos en lancha colectivo a nuestro hogar transitorio con parrilla, pileta y muelle, sobre el lujoso Río Capitán.
-          

         - Sofía: Bueno! Tenemos todo… carne, birritas, yo voy a preparar el fuego después, mas tarde. ¿Hacemos   unos mates? Yo no me voy a poner protector sino no me quemo más, son dos días. ¿A quién le tocaba traer las revistas? ¿Quién se quiere tirar desde el muelle?
-              -   Paula: Yo traje frutas, estoy a dieta boluda ¡soy un cerdo! Ponete protector, se te va a caer la cara a pedazos, nena! Yo traje la Semanario, es un horror pero sale dos mangos. Me quiero tirar de bomba, ¿vamos ahora o primero nos tomamos unos mates?

Diez mujeres en ronda, una al lado de la otra, toallas en el piso de cara al sol. Ni un segundo de silencio, imposible e innecesario. Mucho por decir, por contar, por analizar. Diez mujeres totalmente preparadas para hacer de un fin de semana una comunión de feromonas indestructible. Pero hay que organizarse, dijo Agus, y tomó la palabra:

   - Agustina: Bueno, a ver… les propongo algo: Planteémonos este fin de semana como dos días bisagra, así cerramos este año de mierda con un poco de alegría, ¿les parece? Pura energía positiva,  buena onda, tranquilidad… todo amor. ¿Les va?
   - Josefina: Obvio! Yo traje marihuana.
   - Agustina: Bien, puede ayudar… ¿Pero qué les parece si además, a partir de ahora y hasta que volvamos, no  criticamos a ninguna mujer, famosa o no y sólo contamos historias con finales felices?  ¿Qué dicen?

Las dormidas se despabilaron, las acostadas boca arriba giraron sobre su eje, las dueñas de Ray Bans se los sacaron asombradas, y finalmente todas asentimos.

Tarea ardua y complicada teníamos por delante. Pero podía funcionar.

11 de enero de 2013

¿¡Y ahora me lo venís a decir!?

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Había todo un mundo que yo me estaba perdiendo. Un mundo increíble que crecía en paralelo a mi existencia y que realmente desconocía: El del grupo de amigas solteras casitreinta.

Voy a intentar desmenuzarlo:
Este grupo está compuesto por un núcleo, un primer cordón y un segundo cordón.

El núcleo está constituido por tus amigas intimas, esas de toda la vida, y qué, antes o después que una se fueron quedando solteras. Aproximadamente entre los 29 y los 31 años. Sin dejar de ver a las que continúan en pareja, estas solteras casitreinta hacen un poquito rancho aparte sin producir, por ello, resquemores en el grupo inicial.

Luego del núcleo está el primer cordón, digamos, que son las amigas de tus amigas que antes no eran tan amigas pero que se reencontraron en alguna actividad de mujer soltera casitreinta y al estar en parecidas condiciones pasan a formar parte del grupo sin cuestionamiento alguno. El resto, o núcleo inicial, las va recibiendo alegres como un perrito a su dueño, moviendo la cola y sonriendo pícaramente porque una secuaz nueva en el grupo, es motivo de festejo.

El segundo cordón, en cambio, está compuesto por amigas totalmente nuevas. A ellas se las conoce de grandes, como una segunda amistad: las del trabajo, las del postgrado, las del gimnasio, etc. Y son incorporadas por el núcleo o primer cordón sin previo aviso o consentimiento. Es así y punto.

Cuando yo conocí este grupo en manos de Agustina, mi amiga núcleo, lo más maravilloso fue que después de escucharme un rato blasfemiar e insultar al que, a partir de ahora denominaremos El Difunto, me dibujaron  a grandes rasgos el panorama a futuro y la evolución de mi tristeza asegurándome que este mientrastanto valía mucho la pena. Y que, frente a la familia y en el trabajo y hasta amigos en común, yo podía ir llorando carilina en mano, pero dentro de este equipo de rescate, la verdad sería otra.

Estos grupos existen, ajenos al proceder mundano, escondido como una ONG elitista esperando el llamado de rescate. Existen y no son muy difundidos, pero deberían serlo. 
Porque yo, de haber conocido de este preciso accionar, me hubiera tirado a la pileta mucho antes. 

7 de enero de 2013

¿Tienes un e-mail?

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Y entonces me envalentoné.
(Me envalentoné o quise tapar con algún otro fracaso el que ahora estoy viviendo, seamos honestas).

Camino al trabajo pensé que si retomo de alguna forma el contacto con francesito caño, puede que aunque sea por una milésima de segundo olvide la pata de elefante que tengo apoyada en el pecho y asome, aunque sea de costadito, la cabeza para respirar. Y la verdad, sonaba tentador. Asique sin mucho preámbulo y aferrada a un montón de inconsistentes razones sobre mi derecho a mandarle un mail a un tipo que desapareció, me dispuse a escribirle:

"Hola Señor,
Estuve buscando una buena razón por la cual aquella noche no conoció mi departamento,  pero no la encontré. 
Usted?"

Me puse al borde de la pileta, flexioné mis piernas y pegué el salto hacia arriba mientras doblaba mis rodillas sobre mi pecho y mis brazos las abrazaban al grito de BOMBA AL AGUA! Apreté SEND.
Uno o dos segundos más tarde… me arrepentí, como debía ser. Pero ya estaba flotando en el universo de ceros y unos mi carta de defunción con el francesito caño.

Como una especie de castigo - promesa, me fui a hacer unos trámites para el laburo sin el Blackberry, esperando que una horita y media después tuviera  algún nuevo inbox o un asterisco rojo en mi pantalla, pero nada. Nada esa horita y media y nada en todo el resto del día.
-          
       - Y bueno, Minita, quizás lo hiciste porque no tenías nada que perder. Y en definitiva nada perdiste. ¿Qué es un poco de dignidad?-  dijo Ripón con tono desinteresado.

A veces creo que debería tener una analista mujer. 
 

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