(Me envalentoné o quise tapar con algún otro fracaso el que
ahora estoy viviendo, seamos honestas).
Camino al trabajo pensé que si retomo de alguna forma el
contacto con francesito caño, puede
que aunque sea por una milésima de segundo olvide la pata de elefante que tengo
apoyada en el pecho y asome, aunque sea de costadito, la cabeza para respirar.
Y la verdad, sonaba tentador. Asique sin mucho preámbulo y aferrada a un montón
de inconsistentes razones sobre mi derecho a mandarle un mail a un tipo que
desapareció, me dispuse a escribirle:
"Hola Señor,
Estuve buscando una buena razón por la cual aquella noche no conoció mi departamento, pero
no la encontré.
Usted?"
Me puse al borde de la pileta, flexioné mis piernas y pegué
el salto hacia arriba mientras doblaba mis rodillas sobre mi pecho y mis brazos
las abrazaban al grito de BOMBA AL AGUA! Apreté SEND.
Uno o dos segundos más tarde… me arrepentí, como debía ser. Pero
ya estaba flotando en el universo de ceros y unos mi carta de defunción con el francesito caño.
Como una especie de castigo - promesa, me fui a hacer
unos trámites para el laburo sin el Blackberry, esperando que una horita y
media después tuviera algún nuevo inbox
o un asterisco rojo en mi pantalla, pero nada. Nada esa horita y media y nada
en todo el resto del día.
-
- Y bueno,
Minita, quizás lo hiciste porque no tenías nada que perder. Y en definitiva
nada perdiste. ¿Qué es un poco de dignidad?- dijo Ripón con tono desinteresado.
A veces creo que debería tener una analista mujer.
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